A propósito de la noticia de que
la discográfica ECM pone en servicio de streaming todo su catálogo, decidimos
recuperar de la fonoteca personal este bellísimo disco firmado por el
contrabajista checo Miroslav Vitous y grabado en 1979 junto a John Surman,
Kenny Kirkland y Jon Christensen.
La discusión sobre la pertinencia de tal medida ha generado un amplio debata; pero más allá de posturas y reivindicaciones hay que celebrar la vitalidad y gran vigencia que tiene la música grabada por el sello que fundó Manfred Eicher hace casi medio siglo.
Les dejamos entonces la escucha de uno de los discos legendarios de ECM y un texto aparecido en la revista argentina BAE sobre el tema del streaming.
EL SELLO ECM ABRE SU CATÁLOGO A TODOS LOS FORMATOS
Eduardo de Simone
En una época en que prácticamente
todos los contenidos musicales circulan a través de las redes o plataformas
digitales, llamaba la atención que la mayoría de los discos del sello ECM,
especialmente los recientes, no estuvieran disponibles en servicios como
Spotify o Apple Music. La noticia para celebrar es que esta exquisita compañía
discográfica acaba de incorporar la contundencia de su catálogo a estos
formatos de reproducción digital.
Pero no sólo de streaming viven
los devotos de la música, que en general priorizan la escucha de discos
físicos. Así, ECM también comenzó a relanzar sus obras consagradas y sus
novedades en vinilo, además del clásico CD.
El prestigio de este sello alemán
fundado por Manfred Eicher en 1969 se fue construyendo pacientemente a los
largo de los años con un criterio que permite hoy identificar claramente un
“sonido ECM”. Explorarlo supone entregarse al arte de escuchar, dejarse
acariciar por abordajes intimistas o “paisajes auditivos”, como algunos los
bautizaron, y a la vez adentrarse en la indagación de vanguardias de distintas
regiones del planeta.
Desde que Eicher lanzó su primer
álbum, Free at Last, del pianista Mal Waldron, se sucedieron más de 1.500
discos de los más diversos compositores y formaciones. Naturalmente el jazz es
su fuerte pero su catálogo es más amplio. Hoy alista entre sus tanques a dos de
los más aclamados pianistas vivos, cada uno en su género: Andreas Schiff y Keith
Jarrett.
Entre los músicos que grabaron
bajo la cuidadosa supervisión de Manfred Eicher figuran los más notorios
exponentes del jazz en sus diversas variantes. Sólo algunos nombres bastan para
certificar el notable sello de calidad: Charles Lloyd, Paul Bley, Pat Metheny,
Paul Motian, Enrico Rava, Roscoe Mitchell, Bill Frisell, Dave Holland, Jan
Garbarek, Gary Burton, Steve Kuhn, Art Ensemble of Chicago, John Abercrombie,
Lester Bowie o latinoamericanos como el brasileño Egberto Gismonti y el
argentino Dino Saluzzi.
Todas estas producciones pueden
encontrarse en vinilo y también escucharse o descargarse ahora en las
plataformas digitales mencionadas, decisión que se demoró por atendibles
reticencias artísticas pero que finalmente llegó acaso para ampliar el radio de
audiencia para un tipo de música que está lejos de la masividad.
Entre los discos recientemente
agregados se cuenta Tangents, el nuevo trabajo del trío de Gary Peacock, Marc
Copland y Joey Baron, que se presentó exitosamente esta semana en el arranque
del Festival de Jazz de Buenos Aires.
La mítica de ECM genera respeto y
admiración en ámbitos diversos. Fue elegido en más de una oportunidad como el
mejor sello discográfico del año por DownBeat y otras revistas de jazz y su
historia fue objeto de libros y documentales. El secreto está en la obsesión de
Eicher, su fundador, cuya labor fanática –así la describe Jarrett- para
garantizar un determinado clima sonoro ha conseguido que los artistas no se
vayan de ECM. Y si lo hacen, que al cabo decidan volver. A menudo -como Jarret-
sin que siquiera medie un contrato.
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